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Las unidades de dolor crónico prescriben como tratamiento no farmacológico la actividad física.

Su razón es que al abordar terapéuticamente el dolor benigno, las personas que no han desarrollado actividades físicas de un modo habitual, junto con la dieta específica, alcanzan un buen restablecimiento y calidad de vida.

Ello se debe a la acción de las mitocondrias musculares, las cuales son las encargadas de suministrar energía a las células, aumentando en número cuando también  aumentan las fibras musculares para un mejor aprovechamiento de los sustratos energéticos, favoreciendo el crecimiento de mitocondrias del tipo I, de mejor calidad funcional que las de tipo II.

Los enfermos de fibromialgia, pacientes que padecen un dolor crónico, en muchas ocasiones están con una hipotonía muscular, a causa del círculo de inactividad creado por el dolor muscular que perciben, siendo tratados mayoritariamente con analgésicos y terapias conductuales.

Aunque las características de esta patología cursa por un dolor muscular excesivo y sin justificación, los estudios realizados mediante electromiografía EMG, no muestran evidencias de una tensión muscular excesiva o función defectuosa del sistema nervioso simpático que los justifiquen, por lo que no se pueden explicar en base a alteraciones musculares primarias ya sean estructurales y/o funcionales, por lo que los estudios deberían centrarse en causas más centrales.

Estudios realizados sobre la musculatura y la acción de las mitocondrias a este colectivo de enfermos, muestran que como existe una disfunción mitocondrial  importante a tener en cuenta, que no se soluciona simplemente con el ejercicio al mostrarse causas de deficiencia añadida, como puede ser deficiencia en la coencima Q10, un bajo rendimiento de BMC (células mononucleares sanguíneas) y mitofagia (Autofagia selectiva para la degradación de las mitocondrias) que pueden contribuir al aumento del estrés oxidativo.

A. Begtsson y Heriksson KG en su trabajo El músculo de la fibromialgia – una revisión de los estudios suecos justifican como la causa del dolor nociceptivo que perciben los afectados, la presencia de un déficit de energía causado por una suma de factores de entre los cuales se encuentra una microcirculación deficiente, afectaciones mitocondriales y una reducción del contenido de fosfatos de alta energía.

Park JH, NiermannKJ, Olsen N. en su publicación La evidencia de anormalidades metabólicas en los músculos de los pacientes con fibromialgia concluyen  que los recientes estudios experimentales han aclarado y descrito alteraciones tanto estructurales como metabólicas que provocan anomalías musculares. Estas anomalías son consistentes con hallazgos neurológicos y alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal. Lo que debería desarrollar nuevos enfoques  terapéuticos para dicha enfermedad.

H Sprott, Salemi S. y col. concluyen de su estudio ADN aumento de la fragmentación y cambios ultraestructurales en las fibras musculares fibromialgia que existen unos cambios estructurales en los pacientes con FM caracterizados por un aumento de la fragmentación del ADN y cambios en el numero y tamaño de las mitocondrias. Dichos cambios no son signos de apoptosis (muerte celular). También concluyen que existe una persistencia de las contracciones de coordinación en los músculos que puede contribuir a alteraciones del tejido ultraestructurales, así como a la inducción y / o cronicidad de la transmisión nociceptiva de losmúsculos en el sistema nervioso central.

Deberíamos basarnos en los estudios existentes para erradicar definitivamente el concepto existente, entre una amplia mayoría de profesionales de la salud, de entender la FM como una enfermedad psicosomática. Abandonar las terapias conductuales conductistas, como eje de cambios de hábitos ante la percepción del dolor. Este concepto es erróneo al existir numerosas constataciones científicas de la existencia de causas bioquímicas.

Abandonar definitivamente lo que denominan los enfermos “la goma de Pollo”, actitud recomendada en la TCC de auto-estímulo (“auto-castigo”) para  afrontar el dolor es un paso muy significativo para el reconocimiento de esta patología como bioquímica.

El ejercicio ordenado y moderado puede activar la biogénesis mitocondrial así como la aplicación de tratamientos antioxidantes, aportación de fármacos que aumenten también la biogénesis mitocondrial, la correcta fosforización oxidativa , unas consultas de enfermería bien formada para los afectados y sus familias que dieran respuestas y/o orientación a las muchas de las complicaciones que van apareciendo, sin olvidarse la necesidad imperiosa de seguir investigando para dilucidar las causas que provocan la enfermedad y tratamientos más efectivos tanto a nivel bioquímico, como de hábitos nutricionales y de actividad.