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Clorpirifos, Disruptores endocrinos, Escuela de Salud Pública, Lacteos, leche de vaca, Nutrición Infantil, productos lácteos
Existe mucha controversia, sobre la necesidad o no de aportar lácteos en nuestra dieta. Tema que va más allá de la propia nutrición y que entremezcla conflictos culturales e intereses industriales, por encima de la propia nutrición.
Comer, es un instinto natural y saber comer, es un acto cultural, pero los hábitos nutricionales, se heredan no solo por los recursos a nuestro abasto, sino también por núcleos familiares y costumbres, y en la actualidad por la publicidad industrial.
Los restos arqueológicos cifran que se domesticaron antes a las ovejas y cabras hace unos 10.000 años en las praderas y bosques de Irán e Irak, que a los bóvidos, hace unos 7.000 años, por los agricultores del norte de Europa.
Definamos que es la leche y los productos lácteos.
La leche es un producto de secreción de las glándulas mamarias, mediante la cual se nutren los mamíferos en los primeros años de su vida, hasta que pueden ingerir otros nutrientes por si mismos.
Su composición esta adecuada a las necesidades de cada especie, conteniendo agua en mayor cantidad y múltiples substancias en suspensión, de las que más se destacan son:
Nutriente |
Humano |
Vaca |
Búfalo |
Agua g. |
87.5 |
88.0 |
84.0 |
Energía Kcal |
70 |
61.0 |
97.0 |
Proteína g |
1 |
3.2 |
3.7 |
Grasa g. |
4.4 |
3.4 |
6.9 |
Lactosa g. |
6.9 |
4.7 |
5.2 |
Minerales g. |
0.20 |
0.72 |
0.79 |
· La Caseína
· Grasas
· Vitaminas
· Lactosa
· Sales minerales
· Diversas proteínas
La leche es un alimento, perecedero y que requiere de un cuidado especial, pero que a su vez también puede contener substancias indeseables, las más comunes son:
· Agua adicional
· Detergentes y desinfectantes
· Antibióticos
· Pesticidas y/o insecticidas
· Bacterias
· Disruptores endocrinos
Estudios realizados sobre la presencia de disruptores endocrinos, como el realizado por C. A. Morales y col nos alertan ante la presencia de Clorpirifos como disruptores hormonales en los rebaños bovinos estudiados. Dichas substancias, procedentes de los insecticidas que se utilizan para evitar infecciones y contagios en los ganados como antiparasitario se aplica más comúnmente en forma de:
· BAÑOS del GANADO POR iNMERSIÓN y ASPERSIÓN
· CONCENTRADOS para TRATAMIENTO DEL ENTORNO
· OREJERAS (aretes, caravanas)
· POUR-ON
Aunque entre en contacto cutáneo inicialmente, se absorbe fácilmente en sangre tanto por contacto como por vía aérea. Son substancias muy utilizadas tanto en la Unión Europea, como en EEUU de América y Australia
Mucho se habla de la necesidad de aportar lácteos, para la salud de los huesos. Así se pone de manifiesto por numerosos estudios, no obstante estos estudios hay quien los pone en discusión debido a que la mayoría de ellos están subvencionados por la, fuerte, industria láctica.
Lo que si llama la atención es que países con Raza caucásica, que es la que más lácteo ingiere, persiste la osteoporosis en su población, hecho que enciende alertas y dudas de la eficacia de la misma, como nutriente calcificante de los huesos.
El trabajo publicado por el Dr. T. Colin Campel “El Estudio de China” (ver video en ingles), es el estudio más completo jamás realizado de la nutrición y las consecuencias alarmantes para la dieta, la pérdida de peso y salud a largo plazo. En dicho estudio, los lácteos no están presentes en los hábitos alimentarios y no hay tanta osteoporosis como en nuestra región occidental.
Razones que se argumentan para reducir o evitar la ingesta de lácteos:
1. Estimula la formación de mucosidad. La leche activa nuestro sistema inmunológico, puesto que arrastra agentes de otra especie, por ello el cuerpo busca una defensa, misma que se refleja con la producción de mucosidad.
2. Desequilibra la absorción de nutrientes. Por tradición pensamos que tomar leche cubre nuestras necesidades de calcio. Puede ser que su información nutrimento muestre cantidades importantes de leche, sin embargo, nuestro cuerpo no es capaz de absorberlo. Propicia un mal equilibrio de minerales, en especial fósforo, calcio, magnesio, hierro y zinc.
3. Somos intolerantes a la lactosa. Sólo podemos asimilar la leche en parte de nuestra infancia, durante los primeros años de vida. Esto se debe a la disminución en la producción de lactasa. A consecuencia, podemos sentir pesadez de estómago, gases, hinchazón de estómago. Su proteína principal, la caseína, es difícil de degradar.
4. La leche y los lácteos favorece la acidez. Al disminuir el pH en la sangre, nos hace vulnerables a infecciones y enfermedades. Tenemos perdida de calcio, puede formar cálculos y piedras renales. Y, lo más alarmante, nos hace propensos a padecer cáncer — esto se potencia con el aumento de IGF-1 en sangre.
5. Producen alergias y sensibilidad. A consecuencia de los aditivos y las hormonas, los lácteos son considerados entre las sustancias alergénicas con más incidencia. Su consumo provoca sensibilidad y, en algunos casos, hasta alergia.
Videos contrapuestos
Reportaje ¿Que sabes de la leche?
Organización interprofesional Láctea
Dos estudios resumen que el consumo de estos alimentos afectaría la calidad de la esperma, una sentencia para quienes estén deseando ser padres.
Atención, varones, el consumo de carbohidratos y lácteos afecta la calidad de su esperma.
Además, investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, han señalado que el consumo de lácteos afecta, de forma negativa, la calidad del semen. En este estudio se consideraron 189 hombres entre 19 y 25 años, advirtiendo que aquellos que consumen tres raciones de lácteos enteros en el día, tienen un semen de menos calidad en un 25 % que aquellos que no consumen este alimento.
El estudio de J. Mediola y col. “La ingesta de alimentos y su relación con la calidad del semen: un estudio de casos y controles” concluye que “La ingesta frecuente de alimentos lipofílicas como productos cárnicos o lácteos puede afectar negativamente a la calidad del semen en los seres humanos, mientras que algunas frutas o verduras pueden mantener o mejorar la calidad del semen”
· Enzima: Xantino oxidasa, presente en la leche de vaca se filtra en la sangre, responsable del aumento del riesgo vascular facilitando el crecimiento de la placa de ateroma y del ácido úrico. Pese a que esta enzima también está presente en los humanos, esta está contenida en el hígado y no se encuentra libre en sangre, su paso a sangre genera determinadas patologías.
ü Existen grandes dudas sobre la eficacia del proceso digestivo e la leche, puesto que se requiere del paso de Lactosa a Galactosa, mediante una determinada enzima “Lactasa”. Muchos problemas en metabolizar la galactosa se incrementa con la edad. Con el paso de los años y/o por deficiencia de su ingesta, desaparece la Lactasa.
· 75% de la población mundial es intolerante a la lactosa. La raza caucásica es más tolerante a la lactosa. La Raza Negra Americana y los asiáticos prácticamente son intolerantes.
· Cada vez existen más personas que muestran procesos de alergias e intolerancias a la lactosa.
· Hormonas específicas y aumentadas para el crecimiento del ternero. La IGF-1 de crecimiento, está más aumentada en cantidad que lo que requiere la especie humana e incrementa el riesgo del cáncer de mama y de próstata. En los tratamientos para el cáncer de mama se aportan inhibidores de IGF-1
· Estresores de las vacas por su modo de vida en granjas y piensos medicalizados por las condiciones de las granjas. (Antibióticos y pesticidas) hace que se incrementen las toxinas unidas a las grasas
· ¿Necesidad para los huesos?, muchos alimentos aportan calcio con mas absorción y menos conflictos de desmineralización.
· No hay asociación entre lácteos y fractura de cadera, para una buena mineralización ósea se requiere de una alimentación equilibrada y del ejercicio físico adecuado.
Que necesitan los huesos
· Calcio, Mg. Si, Bo
· Vitamina D
· Antioxidantes
· Ejercicio físico en gravedad. (correr, caminar, etc.)
· Hormonas
· Alimentación equilibrada
Ø Aumento de proteína, baja la absorción de Ca
Ø Exceso de Sal
Ø Azúcar secuestra minerales
Ø Refinados también secuestra
Ø Alimentación no abusiva de proteínas animales, por los residuos ácidos
Ø Algas marinas como fuentes de minerales
Ø Semillas de sésamo Calcio y magnesio
Ø Crucíferas, mayor capacidad de absorción 60% frente a un 20% de la leche (Coles, brócoli, coloflor) (Tablas de absorción de Ca)
Ø Germinados
Una gran cantidad de afectados por enfermedades de SSC, encuentran mejoría, abandonando los lácteos. Pese a que no existen estudios, que bajo evidencia científica, así lo certifiquen, las encuestas entre los afectados si muestran una tendencia a favor de esta afirmación.
No obstante la industria alimentaria, no cesa en la búsqueda de beneficios a cualquier precio, un ejemplo de ello es la oferta de añadidos como puede ser el DHA como suplemento nutricional, Omegas, Bífidus, etc, etc… Productos que se pueden aportar mediante una nutrición equilibrada con coadyuvantes contenidos en los propios nutrientes y no aislados por industrialización.
Hace pensar que, estos personas que tienen una alta sensibilidad a determinados nutrientes y conflictividad en la absorción intestinal a causa del Intestino Hiperpermeable. La ingesta de lácteos que arrastren en la materia grasa, determinados componentes industriales, es un valor añadido como causa de un empeoramiento en su calidad de vida.
No pretendo polemizar el tema, aúnque entiendo que se requiera de estudios independientes, que confirmen estas hipótesis. Mientras estos no estén que cada uno determine lo que entienda mejor para él
Gracias a robert cabré por su trabajo con la enfermedad y buen didactismo . Es un asunto de interés el cuestionamiento de la leche como alimento . Al margen de las sustancias indeseables que puedan ir acompañando a la leche , antibióticos , pesticidas -que por desgracia están presentes en casi todos los alimentos a los que podamos tener acceso – , de las dificultades para su digestión – que pueden solucionarse por medio de la fermentación previa – , y de las dudas respecto a su poder calcificador ; entiendo que no hay establecidos mecanismos ni pruebas concluyentes que relacionen a la leche con las enfermedades de sensibilización central . Intentando salirse de las campañas de propaganda de la industria láctea , y sin contar los elementos de su proceso industrial , sin cuestionar las intolerancias ni mejorías producidas tras su abandono , la leche es un alimento bastante completo . Habría que centrar los temas y poder dirimir los distintos aspectos de cara poder recomendar con fundamento la eliminación de la dieta o pedir los cambios necesarios en su producción , de un alimento , como la leche , con importantes cualidades nutricionales .
LACTEOS Y CANCER DE MAMA UNA RELACCION ESTRECHA.
LA VERDAD SOBRE LOS PRODUCTOS LACTEOS
Los consumidores que evitan la carne, por razones éticas o de salud, generalmente siguen considerando a los productos lácteos como nutritivos y benéficos. Pero los productos hechos con leche de vaca están lejos de ser «naturales» para los humanos y son cualquier cosa menos benéficos para las vacas y sus terneros.
La leche de vaca es apta para las necesidades nutricionales de los terneros, que a diferencia de los bebés humanos, duplican su peso en 47días (a diferencia de los 180 días que demoran los humanos), desarrollan cuatro estómagos, y llegan a pesar entre 1.100 y 1.200 libras en dos años. La leche de vaca contiene aproximadamente tres veces más proteínas que la leche humana y casi 50% más de grasa.
Aparte de los humanos, ninguna otra especie toma leche después de la infancia, y ninguna otra especie toma la leche de otra especie (salvo los perros y gatos domésticos que adquieren este hábito de los humanos). Después de los cuatro años de vida, la mayor parte de la gente desarrolla intolerancia a la lactosa, incapacidad para digerir el carbohidrato lactosa (presente en la leche), debido a que dejan de sintetizar la enzima digestiva lactosa. Las personas con intolerancia a la lactosa que beben leche, pueden sufrir calambres estomacales, gases y diarrea. Según algunos cálculos, hasta un 70% de la población mundial no tolera la lactosa. (1). La intolerancia a la lactosa se da en el 50% de los hispanos adultos, y en el 75% o más de aquellos descendientes de africanos, asiáticos o indígenas de Estados Unidos.
Carne líquida
Además de ser una comida antinatural para los humanos, la leche de vaca, como otros productos lácteos, es insalubre. El doctor John A. McDougall denomina «carne líquida» a los productos lácteos, porque su contenido nutricional es muy similar. Los productos lácteos son ricos en grasas y colesterol. Entre ellos se encuentran el queso, la leche, la mantequilla, la crema, el yogur y el suero (presente en muchas margarinas y productos horneados), los cuales contribuyen al desarrollo de enfermedades cardíacas, algunas formas de cáncer e infartos, las tres enfermedades más fatales de nuestra nación. Robert Cohen, autor de «Milk: The Deadly Poison» (La Leche: El Veneno Mortal), calcula que para cuando un estadounidense corriente tiene 50 años, él o ella habrá consumido en productos lácteos la misma cantidad de colesterol presente en un millón de rodajas de tocino. (2) Quizá lo más sorprendente sea que el consumo de productos lácteos ha sido vinculado a la osteoporosis, la misma enfermedad que supuestamente es prevenida por la leche.
La osteoporosis es una enfermedad debilitante caracterizada por la baja masa ósea y por el deterioro del tejido óseo. Contrariamente a las afirmaciones de la industria láctea, esta pérdida ósea no se detiene o impide con un incremento en el consumo de calcio sino con una disminución en el consumo de proteínas. En realidad, luego de estudiar la dieta de 78.000 mujeres estadounidenses durante un período de más de 12 años, los investigadores de la Universidad de Harvard concluyeron que «es poco probable que un consumo elevado de leche u otras comidas fuentes de calcio durante la adultez proporcionen considerables efectos protectores contra las fracturas de cadera o del antebrazo»; de hecho, aquellos participantes del estudio que consumieron más de 450 miligramos de calcio proveniente de comidas lácteas duplicaron el riesgo de sufrir fracturas de cadera. (3) Los alimentos ricos en proteína animal como la carne, los huevos y los productos lácteos, separan el calcio del organismo para regular los derivados ácidos que resultan de la descomposición del exceso de proteínas; esto causa una pérdida neta de calcio (4). Aquellas sociedades con poco o ningún consumo de productos lácteos y proteína animal, muestran una baja incidencia de osteoporosis. Además, el doctor McDougall comenta, «La deficiencia de calcio causada por una cantidad insuficiente de calcio en la dieta no se conoce entre los humanos». (5)
Otras enfermedades también son más predominantes entre aquellos que consumen grandes cantidades de productos lácteos que entre los veganos. El 90% de los pacientes asmáticos que fueron sometidos a una dieta totalmente vegetariana (sin carne, huevos o productos lácteos), experimentaron grandes mejoras en la frecuencia y la gravedad de sus ataques. (6) Según la Academia de Alergia, Asma e Inmunología de Estados Unidos, la leche es la causa principal de alergias en niños, causando síntomas tan diversos como exceso de mucosidad nasal, problemas en los oídos, fatiga muscular y dolores de cabeza. (7). Los productos lácteos también han sido relacionados con insuficiencias cardíacas, tetania neonatal, dilatación de las amígdalas, colitis ulserosa, enfermedad de Hodgkin, y problemas respiratorios, cutáneos y gastrointestinales. (8)
Una vida de vaca
Por lo menos la mitad de los 10 millones de vacas criadas para ser ordeñadas en Estados Unidos viven en granjas industriales en condiciones que causan un enorme sufrimiento a los animales. No pasan horas pastando en campos, sino que viven amontonadas dentro de corrales o establos de ordeño con suelo de cemento, donde son ordeñadas por máquinas dos o tres veces al día.
Las máquinas para ordeño generalmente les provocan cortes y heridas que no ocurrirían si el ordeño fuese manual. Estas heridas promueven el desarrollo de mastitis, una infección bacterial dolorosa. Más de 20 clases diferentes de bacterias causan la infección, que se propaga fácilmente de una vaca a la otra y si no es controlada, puede provocar la muerte.
En algunos casos, las máquinas para ordeño también producen descargas eléctricas como consecuencia de fugas de voltaje, causándoles a las vacas un gran malestar, miedo, daños en el sistema inmunológico y, en algunos casos, la muerte. Es posible que sólo una granja pierda varios cientos de vacas debido a las fugas de voltaje. (9)
Los grandes tambos también tienen un efecto perjudicial sobre el medio ambiente circundante. Por ejemplo, en California, donde se produce un quinto del suministro total de leche del país, el abono proveniente de los tambos ha envenenados cientos — probablemente miles— de millas cuadradas de agua subterránea, ríos y arroyos. Cada una de las más de un millón de vacas del estado excreta 120 libras diarias de deshechos, lo que equivale al excremento de dos docenas de personas. (10)
En las granjas actuales, las vacas viven sólo entre cuatro y cinco años, en contraste con la expectativa de vida de 20-25 años que disfrutaban en épocas anteriores. Para conservar a los animales en un alto nivel de productividad, los productores las mantienen continuamente preñadas mediante el uso de la inseminación artificial. Los productores también utilizan una variedad de drogas, como la hormona de crecimiento bovino (BGH por sus siglas en inglés); la prostaglandina, que es utilizada para provocar el celo de la vaca cuando el productor quiere que ésta sea inseminada; antibióticos y hasta tranquilizantes, para poder influenciar la productividad y el comportamiento de las vacas.
A muchas de las vacas lecheras del país se les inyecta rutinariamente BGH, que, según los productores, incrementa la producción de la vaca en un 20 por ciento. Eso no es todo lo que la hormona BGH incrementa. De acuerdo con la advertencia del gobierno que por ley debe exhibirse en todos los envases de BGH de Monsanto, el uso de esta hormona «ha sido asociado con el incremento de ovarios enquistados y trastornos del útero», y podría incrementar el número de vacas que sufren mastitis. (11) El aumento en la tasa de infecciones en las vacas ha llevado a un incremento en el uso de antibióticos—en una época en que los científicos dicen que el uso excesivo de antibióticos ha causado que cada vez más variedades de bacterias sean resistentes a las drogas. La Unión de Consumidores, en un editorial de la revista Consumer Reports (Informes al Consumidor) advierte que una mayor tasa de infecciones en las vacas también implica más pus en la leche que se consume. (12)
Algunos investigadores también se preocupan por los efectos a largo plazo de consumir leche proveniente de vacas tratadas con BGH. Por ejemplo, el doctor Samuel Epstein, profesor de medicina ambiental en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Illinois, cree que tal leche podría incrementar el riesgo de ciertos tipos de cáncer en los humanos. (13)
¿Qué le sucede al ternero?
Quizá el mayor dolor sufrido por las vacas en la industria láctea sea la pérdida repetida de sus crías. Las terneras deben unirse a la hilera de los productores de leche, pero los terneros, por lo general son separados de sus madres en menos de 24 horas de su nacimiento y vendidos en remates ya sea para ser usados en la conocida industria del ternero o por los productores de carne. Si se mata al ternero cuando es joven, su cuarto estómago es también utilizado para la elaboración de queso ya que contiene renina, una enzima utilizada para cuajar (o coagular) leche con el fin de convertirla en queso. El cuajo, que tiene una membrana de la cual la renina es un extracto, también puede utilizarse en este proceso. Es posible producir queso sin cuajo (disponible en negocios de comida sana), pero la estrecha conexión entre la industria láctea, la del ternero y la del cuero, hace que para los productores de queso sea más económico utilizar las partes del ternero que una enzima de origen vegetal.
Tras 60 días, la vaca será otra vez fecundada. Por aproximadamente siete meses de los nueve que dura su embarazo, a la vaca le seguirán ordeñando la leche destinada para su ternero anterior. Una típica vaca lechera industrial parirá tres o cuatro veces en su corta vida. Cuando su producción de leche decae, es enviada al matadero, seguramente para ser molida y transformada en hamburguesas para comida rápida.
Referencias
(1) Dana Wood, W, Nov. 1996, pagina 114.
(2) Robert Cohen, «Milk: The Deadly Poison,», Earth Island Journal , Summer (Hemisferio Austral) 1997-98, página 19.
(3) «Calcium: High Intakes May Double Hip Fracture Rates,» Lunar Osteoporosis Update, nov. 1997.
(4) Neal Barnard, M.D., Eat Right, Live Longer, (New York: Libros Harmony, 1995), página 162.
(5) John A. McDougall, M.D., y Mary A. McDougall, The McDougall Plan, (Piscataway, N.J.: Editores New Century, Inc., 1983), página. 52.
(6) John Robbins, Diet for a New America, (Walpole, N.H.: Publicación Stillpoint , 1987), página 300.
(7) «Some Doctors Can’t Swallow ‘Drink Your Milk’ Admonition,», The Las Vegas Review-Journal, 8 de marzo de 1996.
(8) McDougall, oportunamente citado, páginas 49-50.
(9) Jack Anderson y Dale Van Atta, «Stray Voltage Killing U.S. Dairy Cows,» , The Washington Post, 9 de agosto de 1989.
(10) Marla Cone, «State Dairy Farms Try to Clean Up Their Act,» Los Angeles Times, 28 de abril de 1998, página A1.
(11) The Humane Farming Association, «Special Report: Bovine Growth Hormone,». 1994
(12) Kathleen Day, «Dairy, Consumer Groups Udderly at Odds on Cow Hormone,» , The Washington Post, 2 de mayo de 1995, página D1.
(13) Anita Manning, «Risk of Cancer Debated,» USA Today, 23 de enero de 1996, página
NO DEJEIS DE LEER: «LECHE PRODUCTO PERNICIOSO PARA SERES HUMANOS»
El ser humano es el único mamífero que ingiere leche procedente de otro animal pasado el periodo de lactancia. Y lo hace a pesar de saberse que la leche que produce cada mamífero es específica para su especie.
La leche animal y sus derivados -nata, queso, yogures, helados, batidos, etc.- se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo. Se alaban sus propiedades nutritivas, lo ricos que son y lo imprescindibles que resultan para mantener los huesos sanos merced a su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales, especialmente el calcio. Pero, ¿es eso verdad, o más bien se trata de productos no precisamente saludables que causan muy diversas patologías?
El ser humano es único en la naturaleza por múltiples razones, destacando entre ellas el hecho de que se trata del único mamífero que ingiere leche procedente de otro animal pasado el periodo de lactancia. Y lo hace a pesar de saberse que la leche que produce cada mamífero es específica para su especie y que la naturaleza la ha hecho idónea para las necesidades de su cría y no para las de otra. Es más, la madre Naturaleza previó que los mamíferos -es decir, los animales que maman- obtengan la leche directamente de las mamas de sus madres sin contacto con agente externo alguno ya que se trata de una sustancia que se altera y contamina con gran facilidad. Los humanos, sin embargo, en el convencimiento de que es sano seguir tomándola siendo ya adultos, hemos alterado hasta las leyes de la naturaleza para poder mantenerla en condiciones adecuadas de consumo. Y, sin embargo, son muchas las evidencias que indican que tan preciado líquido está detrás de muchas de las dolencias que hoy nos aquejan.
Obviamente, la composición de cada leche varía en función del animal, de la raza, del alimento que haya recibido, de su edad, del periodo de lactancia, de la época del año y del sistema de ordeño, entre otras variables. Y si bien su principal componente es el agua su presunto interés nutritivo radica en que además contiene grasas (ácidos grasos saturados y colesterol), proteínas (caseína, lactoalbúminas y lactoglobulinas), hidratos de carbono (lactosa, fundamentalmente), vitaminas (cantidades moderadas de A, D y del grupo B) y minerales (fósforo, calcio, zinc y magnesio). Las proporciones dependen ya del tratamiento que se haya dado a la materia prima por lo que no contiene la misma grasa la «leche entera» que la «leche descremada». Ahora bien, ¿es realmente saludable ingerir leche y productos lácteos? Porque, no sólo son muchos los investigadores que discrepan de esa opinión, sino que hay cada vez más estudios que cuestionan esa aseveración.
El problema del calcio
La razón fundamental por la que los nutricionistas occidentales -no así los orientales- recomiendan tomar leche y sus derivados es porque la consideran muy nutritiva y especialmente rica en calcio, agregando que la ingesta periódica de ese mineral es imprescindible para mantener la salud, sobre todo la de los huesos. Y en ese convencimiento muchas personas beben cantidades importantes de ella al punto de que algunas -es el caso de millones de norteamericanos- prácticamente la toman en lugar de agua. Sin embargo, es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población. ¿Alguien puede explicar razonadamente tan singular paradoja?
Lógicamente, no puede extrañar que cada vez más expertos alcen su voz abiertamente afirmando que la leche y sus derivados no sólo no son alimentos adecuados para el ser humano sino que ni siquiera constituyen una buena fuente de calcio porque una cosa es la cantidad de ese mineral presente en ella y otra muy distinta su biodisponibilidad. Además, está por ver si la necesidad de él que precisa el organismo es la que publicitan las empresas lácteas.
Resultan ilustrativos a ese respecto los resultados del estudio que con 78.000 mujeres de entre 34 y 59 años llevaron a cabo durante 12 años varios profesores de la Universidad de Harvard en Estados Unidos y que fue publicado en el American Journal of Public Health en 1997. Porque sus conclusiones desmienten la tesis de que un mayor consumo de leche u otras fuentes alimenticias de calcio por mujeres adultas las proteja de fracturas propias de la osteoporosis como son las de cadera o antebrazo.
También es interesante recordar el Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente que se inició en 1983 con un estudio pormenorizado de los hábitos cotidianos de 6.500 habitantes de 65 provincias dispersas de la China rural ya que constituye una de las investigaciones más rigurosas y concluyentes efectuadas en materia de salud. Y ese trabajo demostró -entre otras cosas- que la leche animal desmineraliza a los adultos. Es decir, se comprobó que las mujeres que no tomaban leche de vaca y su único alimento eran el arroz, los vegetales, la soja y sus derivados no padecían osteoporosis. Y que, sin embargo, si dejaban esa dieta e introducían la leche de vaca sus niveles de calcio bajaban y aumentaba la incidencia de esa patología.
Gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el doctor John McDougall -médico nutricionista del St Helena Hospital de Napa (California, Estados Unidos)- sabemos también que la mujeres de la etnia bantú no toman leche pero sí calcio procedente de fuentes vegetales y, sin embargo, a pesar de que tienen una media de 10 hijos y los amamantan durante largos periodos, no padecen osteoporosis.
Otro ejemplo de la relación entre leche y osteoporosis lo constituye el trabajo del doctor William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, quien estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre. Agregando que tomar mucha leche implica ingerir grandes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos.
En esa misma línea se expresa un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition que afirma que el exceso de proteínas de la leche es uno de los factores más importantes en el avance de la osteoporosis. En dicho estudio -publicado ya en 1983- se demostraba que hasta la edad de 65 años las mujeres que no toman leche y son vegetarianas tienen un 18% de pérdida de hueso mientras las omnívoras padecen una pérdida ósea del 35%.
Y estudios más recientes muestran que con una ingesta de 75 gramos diarios de proteína láctea se pierde más calcio en la orina del que se absorbe a través de la dieta.
A todo esto hay que añadir que la relación calcio/fósforo de la leche de vaca no es adecuada para el ser humano, pues su contenido es demasiado elevado en fósforo y por eso su ingesta acidifica el organismo. Con las numerosas implicaciones negativas para la salud que ello implica.
La opinión de Jean Seignalet
El finado doctor Jean Seignalet -hematólogo, inmunólogo, biólogo, catedrático de Medicina de la Universidad de Montpellier durante muchos años y autor de más de doscientas publicaciones en prestigiosas revistas médicas- denunció en su obra La Alimentación, la 3ª Medicina que muchas patologías y la proliferación actual de otras se debe básicamente a cinco razones: el consumo de cereales domésticos, la ingesta de leche animal y sus derivados, la cocción de los alimentos, el refino de los aceites y la contaminación alimenticia con la consiguiente carencia de vitaminas y minerales. Afirmando en lo que a la leche se refiere lo siguiente: «Muchas personas piensan que prescindir de la leche puede provocarles pérdida de calcio y problemas como la osteoporosis pues la televisión, la prensa y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de los huesos depende de su cantidad de calcio y sólo el consumo diario de productos derivados de la leche puede aportarles en cantidad suficiente ese precioso calcio. Sin embargo, yo digo firmemente que NO. El peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de fosfato de calcio y expulsado a través de las heces fecales. Sólo una pequeña parte es absorbida. El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por los vegetales: hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos secos y frescos. Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde es recuperado por las raíces de las plantas. En definitiva, eliminar de la alimentación la leche animal no provoca carencia de calcio. Al contrario, el régimen hipotóxico -desprovisto de derivados de la leche- acompañado de magnesio y silicio bloquea 70 veces de cada 100 la evolución de la osteoporosis e incluso permite a veces recuperar parte del terreno perdido».
La caseína de la leche
Mencionábamos al describir la composición de la leche que una de sus proteínas principales es la caseína. Pues bien, se sabe que el niño lactante asimila completamente las caseínas de la leche materna… pero no las de la leche de vaca. Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para su ruptura.
¿Y qué efectos provoca esa sustancia viscosa que es la caseína animal en nuestro organismo? Pues hay que decir que en algunas personas se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel, madera, etc.). Además su hidrolización parcial tiene otras consecuencias. Por ejemplo, desembarazarse de sus residuos metabólicos supone un gasto energético suplementario para el organismo y puede provocar problemas inmunológicos. Así, en personas que presentan deficiencias de inmunoglobulinas IgA esta proteína pasa al torrente sanguíneo y genera gran variedad de reacciones autoinmunes (las mencionaremos más adelante al hablar de las enfermedades relacionadas con el consumo de leche). Y si tenemos en cuenta -como se recoge en un informe del Memorial Kettering Hospital de Nueva York (Estados Unidos)- que la deficiencia de antígenos IgA es uno de los problemas más comunes en cuanto a deficiencias inmunitarias el problema pasa a tener dimensiones mucho más preocupantes.
Las grasas de la leche
La leche humana contiene 45 gramos de lípidos por litro, de los que el 55% son ácidos grasos poliinsaturados y un 45% saturados. Y tiene, sobre todo, un elevado contenido en ácido linoleico, precursor de prostaglandinas y leucotrienos antiinflamatorios. En cambio la leche de vaca -la más consumida- contiene un 70% de ácidos grasos saturados y un 30% de poliinsaturados. Una estructura que favorece la formación de prostaglandinas y leucotrienos inflamatorios. Además, ese 30% de poliinsaturados pierde sus propiedades cuando por efecto del calor -entre 40 y 45 Cº- se desnaturalizan y ya no pueden ser precursores de sustancias antiinflamatorias. Por lo que la leche tratada para poder ser consumida es ¡una sustancia 100% inflamatoria!
Por otra parte, la pasteurización y la homogeneización provocan que las grasas saturadas atraviesen las paredes intestinales en forma de pequeñas partículas no digeridas, lo que inexorablemente aumenta los niveles de colesterol y grasas saturadas en sangre. Además, el contenido en colesterol de la leche es superior al de otros alimentos famosos por ser ricos en ese elemento. De hecho, algunos países ya han retirado la leche de la lista de alimentos fundamentales para la dieta porque se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen sus arterias en peores condiciones que los que no la toman. Una información que, curiosamente, no parece haber llegado a Estados Unidos, pues según su Departamento de Agricultura casi el 40% de la comida diaria que ingieren los norteamericanos consiste en leche y/o productos lácteos. Lo cual significa que un estadounidense medio toma diariamente sólo con los productos lácteos 161 miligramos de colesterol. Y eso es tanto como ingerir ¡53 lonchas de tocino al día! Y luego se extrañan de que la cuarta parte de la población norteamericana sea obesa o padezca sobrepeso.
Añadiremos finalmente un dato importante que aporta el ya mencionado doctor John McDougall: en el afán por aumentar sus ventas la industria lechera relaciona el contenido de grasa de la leche… con el peso. Lo que le permite decir que la de vaca contiene «sólo» un 2% de grasa por cada 100 gramos. Y, claro, dicho así parece que estemos hablando de un producto bajo en grasa. Sin embargo debemos entender que el 87% de la leche es agua por lo que si descartamos ésta el porcentaje real de grasa sobre la sustancia sólida es mucho mayor. ¡Y no hablemos ya de la leche condensada!
La carga hormonal
Conviene saber también que la leche contiene aproximadamente 59 tipos diferentes de hormonas -pituitarias, esteroideas, adrenales, sexuales, etc.- siendo las más importantes las hormonas del crecimiento cuya acción, unidas a la riqueza proteica de la leche de vaca, hacen posible el rápido crecimiento de los terneros de forma que en breve plazo llegan a doblar su peso. Y es evidente que los humanos no tenemos precisamente esa necesidad. Además, niveles elevados de esa hormona, unidos a otros tóxicos, se consideran hoy causa de la aparición de diversas enfermedades degenerativas.
Hay que añadir a ese respecto que resulta kafkiano tener que reseñar que ya en 1994 la Food and Drug Administration (FDA) -es decir, la agencia del medicamento norteamericana- aprobó que la compañía Monsanto usara la Hormona Recombinante de Crecimiento Bovino (rBGH) -también conocida como bovine somatotropin o rbST- para aumentar la producción de leche en las vacas entre un 10 y un 25%. Porque según se publicó en The Ecologist en 1998 «el uso de rBGH incrementa los niveles de otra hormona proteica -el factor de crecimiento 1 tipo insulina (IGF-1)- en la leche de las vacas. Y dado que el IGF-1 es activo en los humanos -causando que las células se dividan- algunos científicos piensan que una ingesta de leche tratada con altos niveles de rBGH podría dar paso a la división y crecimiento incontrolados de células en los humanos. En otras palabras: cáncer». De hecho, son tantos los peligros potenciales de esa hormona que su uso está prohibido actualmente en Canadá y la Unión Europea, así como en otros países.
La profesora Jane Plant, autora del libro Your life in your hands (Tu vida en tus manos), explica en él que el IGF-1 es además especialmente activo durante la pubertad y el embarazo. En el caso de las niñas púberes -explica- esta hormona estimula el tejido de la mama para que crezca. Y durante el embarazo ensancha los tejidos mamarios y los conductos de la leche materna para favorecer la lactancia. Agregando con rotundidad: «Niveles altos de esta hormona incrementan hasta tres veces el riesgo de padecer cáncer de mama o de próstata por parte de quienes consumen tanto la leche como la carne de las vacas lecheras. Y en contra de la afirmación de que la pasteurización la destruye entiendo que la caseína evita que eso ocurra y que la homogeneización facilita que la IGF-1 alcance el torrente sanguíneo. Asimismo, los propios estrógenos que se añaden a la leche bovina son otro de los factores que estimulan la expresión nociva de esta hormona y que, indirectamente, acaban provocando la aparición de tumores».
Tóxicos en la leche
Debemos añadir que la leche puede además estar contaminada por productos químicos, hormonas, antibióticos, pesticidas, pus procedente de las mastitis -tan frecuentes en la vacas ordeñadas permanentemente-, virus, bacterias, priones… Sin olvidar que hoy se «enriquece» tanto la leche como los productos lácteos con aditivos, vitaminas y minerales sintéticos, semillas, plantas, frutas, proteínas, ácidos grasos… En algunos casos, por cierto, con grasa de animales distintos. Con lo que uno puede estar ingiriendo leche de vaca enriquecida con grasa de cerdo… sin saberlo.
¿Y cuáles son las sustancias tóxicas que con más frecuencia puede uno encontrarse en un vaso de leche de vaca, la más consumida? Pues son éstas:
Metales y plásticos. El equipo utilizado en la explotación ganadera para obtener, conducir o almacenar la leche puede contaminarla. De hecho se ha llegado a detectar en ella hierro, cobre, plomo, cadmio, zinc, etc., o sus aleaciones. Lo que puede provocar una actividad catalítica nefasta sobre las reacciones de oxidación que se producen en ella.
Detergentes y desinfectantes. Hablamos de formol, ácido bórico, ácido benzoico, sales alcalinas, bicromato potásico, etc., sustancias que se emplean en la limpieza y desinfección del material que se pone en contacto con la leche. Su uso está justificado ya que el agua por sí sola es incapaz de arrastrar los restos de materia orgánica y destruir las bacterias que contaminan las instalaciones y que pueden pasar a la leche.
Pesticidas y fertilizantes. En la comida que se da a las vacas se pueden encontrar compuestos químicos con los que se ha procurado tanto el incremento de las cosechas como su mejor conservación. En este grupo se incluyen acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas. Compuestos químicos -DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.- que pueden ocasionar cáncer.
Micotoxinas. Procedentes del alimento que se da a las vacas cuando éste está contaminado por mohos, muy especialmente por el aspergillus flavus.
Antibióticos y otros fármacos. Actualmente se emplean de forma habitual en el tratamiento y prevención de las enfermedades infecciosas y parasitarias de las vacas pero pueden pasar a la leche contaminándola. Un problema que se agrava al saber que el uso excesivo y continuado de estos fármacos en animales ha acabado provocando que determinadas cepas de gérmenes patógenos se hayan hecho resistentes y al pasar a los humanos éstos encuentren dificultades para superar la enfermedad con antibióticos. Por eso es peligroso el consumo de leche extraída de vacas así tratadas. Ya en 1976 el diario Daily Herd Management publicaba que «la mayoría de las fábricas [de leche] usan cerca de 60 clases de tratamientos químicos [antibióticos] para tratar la hinchazón de pezón después de cada ordeñada y para reducir la propagación de mastitis (inflamación de ubres) en sus rebaños. Hay evidencia de que algunas de esas zambullidas químicas dejan residuos en la leche que pueden ser peligrosos para los humanos». Diez años después todo seguía igual y el prestigioso The New York Times afirmaba que «los residuos de antibióticos en la leche están causando reacciones alérgicas en algunas personas debido a tratamientos rutinarios para prevenir la hinchazón de los pezones de las vacas y programas de infusión en las fábricas lecheras.»
Contaminación radioactiva. Es otro de los problemas que preocupan en la actualidad y si bien los residuos producidos por el uso específico de la energía nuclear no ocasionan problemas más que en raras ocasiones es necesario prestar atención.
Dioxinas. Estos derivados del cloro merecen atención especial. Además de estar relacionados con el cáncer de pulmón y los linfomas la exposición a las dioxinas se ha relacionado con la diabetes, los problemas de desarrollo del niño y diversos desarreglos del sistema inmune.
Enfermedades relacionadas con el consumo de leche
Ante todo lo expuesto son cada vez más las voces que alertan de la posible relación -más o menos directa- entre el consumo de leche y las dolencias que se relacionan a continuación:
Anemia ferropénica. El doctor Frank Oski -director del Departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins (Estados Unidos)- asevera en su libro Don’t Drink Your Milk! (¡No bebas tu leche!) que en su país entre el 15 y el 20% de los niños menores de 2 años sufren anemia por deficiencia de hierro y que la mitad del resto de las anemias que se producen en Estados Unidos están relacionadas con el consumo de leche y sus derivados por los pequeños sangrados gastrointestinales que la leche puede provocar.
Artritis Reumatoidea y Osteoartritis. Está constatado que los complejos antígeno-anticuerpo generados por la leche se depositan a veces en las articulaciones provocando su inflamación y entumecimiento. Estudios realizados en la Universidad de Florida (Estados Unidos) confirman que los síntomas se agravan en pacientes con Artritis Reumatoidea que consumen leche. Por otro lado, en un artículo publicado en la revista Scandinavian Journal of Rheumatology se afirmaba que en personas afectadas de esa patología que dejaron de ingerir lácteos y tomaron sólo agua, té verde, frutas y zumos vegetales entre 7 y 10 días la inflamación y el dolor disminuyeron significativamente. Agregando que cuando alguno volvía a una dieta lacto-ovo-vegetariana los síntomas reaparecían. Por su parte, un grupo de investigadores israelíes demostró en 1985 -por primera vez- que la leche puede inducir también la artritis reumatoidea juvenil. La asociación de la leche con la artritis reumatoidea del adulto ya se había establecido anteriormente pero no se había hallado ninguna asociación con la juvenil hasta el hallazgo de esos científicos.
Asma. Se sabe que la leche puede estimular la producción excesiva de moco en las vías respiratorias y que la alergia a la leche es causa de asma. Además está completamente demostrado que los niños con exceso de moco y dificultades respiratorias a los que se les retira la leche de vaca mejoran de forma sorprendente.
Autismo. Investigadores italianos descubrieron que los síntomas neurológicos de los pacientes autistas empeoran cuando consumen leche y trigo. Se cree que los péptidos de la leche pudieran tener un efecto tóxico en el sistema nervioso central al interferir con los neurotransmisores. En sus investigaciones los doctores de la Universidad de Roma notaron una mejoría marcada en la conducta de esos enfermos tras dejar de ingerirla ocho semanas. En su sangre había altos niveles de anticuerpos contra la caseína, la lactoalbúmina y la betalactoglobulina.
Cáncer de estómago. Investigadores del Instituto Nacional de Salud Publica de Morelos (México) encontraron un aumento significativo del riesgo de contraer cáncer de estómago en pacientes que consumían productos lácteos. En los que además consumían carne el riesgo se triplicaba.
Cáncer de mama. La leche está considerada por muchos expertos causa directa de este «tipo» de cáncer. Si a ello añadimos la influencia que tiene la hormona insulínica las probabilidades de sufrirlo aumentan considerablemente en las grandes consumidoras de leche (Discovery DSALUD publicará el mes que viene un artículo sobre este importante asunto que tanto preocupa a las mujeres).
Cáncer de ovarios. La galactosa -uno de los azúcares de la leche- se ha relacionado también con el cáncer de ovarios. Algunos investigadores consideran que las mujeres que beben más de un vaso de leche entera al día tienen tres veces más probabilidades de contraer cáncer de ovarios que las que no lo ingieren.
Cáncer de páncreas. Investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) afirman que existe una relación «positiva y fuerte» entre el cáncer del páncreas y el consumo de leche, huevos y carne.
Cáncer de próstata. Un estudio presentado hace más de veinte años en una reunión de la American Association of Cancer Research en San Francisco y publicado en Oncology News ya revelaba, según el doctor Chan -epidemiólogo de la Universidad de Harvard-, que el consumo de mucha leche y sus derivados está asociado con un incremento del riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Explicando que ello se puede deber a que el alto contenido de calcio de la leche hace disminuir la cantidad de vitamina D del cuerpo, encargada de proteger del cáncer de próstata a pesar de que la propia leche la contiene. Epidemiólogos italianos del Aviano Cancer Center calcularon ese aumento del riesgo y establecieron que es 1,2 veces mayor entre quienes beben de 1 a 2 vasos de leche diaria que entre los que no la consumen. Sin embargo, si se toman dos o más vasos de leche al día el nivel de riesgo de padecer ese cáncer aumenta a 5.
Otro estudio -realizado por el mismo equipo de investigadores de la Universidad de Harvard- descubrió que los hombres que consumen grandes cantidades de leche y/o lácteos tienen un 70% de riesgo de contraer cáncer de próstata. Opinión que comparte un grupo de científicos noruegos de la Universidad de Oslo quienes afirman que consumir leche es un riesgo para contraer cáncer de próstata. Añadiendo que, sorprendentemente, el consumo de leche desnatada está asociado con un mayor incremento que la leche entera.
Cáncer de pulmón. Investigadores holandeses concluyeron en 1989 que las personas que toman tres o más vasos de leche diaria tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que los que no la toman. Y que, sin embargo -contra lo que afirman sus colegas noruegos- las personas que toman esa misma cantidad pero de leche desnatada parecen estar más protegidas. También se coligió en el Roswell Park Memorial Institute de Nueva York que entre las personas que beben tres o más vasos de leche entera al día aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en un 200% (comparado con aquellos que nunca la toman). Además se ha documentado que existe relación directa entre la hormona somatotropina y el cáncer de pulmón, y entre éste y las dioxinas que contaminan la leche.
Cáncer de testículos. Investigadores británicos descubrieron que también hay relación entre el cáncer testicular y el consumo de leche. El riesgo encontrado fue 7,19 veces mayor que en la población general y aumenta en un 1,39 por cada cuarto de leche adicional que se consume.
Cataratas. Hay una creciente evidencia de la relación entre el consumo de leche y las cataratas. Según diversos estudios científicos las poblaciones humanas que consumen grandes cantidades de productos lácteos tienen mayor incidencia de cataratas que aquellos que los evitan. Este defecto se ha relacionado con la lactosa y la galactosa. Siendo la relación más evidente entre la mujeres que entre los hombres. El tipo más frecuentemente es la catarata cortical.
Colitis ulcerosa. También el consumo de leche se ha asociado a esta dolencia.
Colon irritable. Hay diversos estudios que vinculan igualmente la ingesta de leche con el desarrollo de esta patología.
Diabetes Mellitus Tipo I. Diferentes investigaciones demuestran que los lactantes alimentados con leche de vaca presentan un mayor riesgo de padecer diabetes insulinodependiente -conocida como diabetes tipo I- ya desde su niñez. Un estudio publicado en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra identifica la leche como «elemento responsable o factor desencadenante en algunas personas genéticamente sensibles» . Los médicos que realizaron la investigación descubrieron que los diabéticos analizados tenían unos niveles de anticuerpos más altos de lo normal que reaccionaban con una proteína de la leche llamada suero de albúmina bovina atacándola como invasora y destruyéndola. Pero resulta que -¡fatal coincidencia!- una sección de esa proteína es casi idéntica a una proteína de la superficie de las células productoras de insulina por lo cual, según afirman, las defensas de las personas sensibles a ella terminan atacando a sus propias células causando así su autodestrucción. Por lo que coligen que eliminar la leche y sus derivados de la dieta infantil podría disminuir drásticamente la incidencia de este tipo de diabetes.
Dolores abdominales sin intolerancia a la lactosa. Existe una estrecha correlación -no discutida- entre la indigestión que causa la lactosa, la intolerancia a la lactosa y la intolerancia a la leche.
Enfermedad de Crohn. El doctor John Hermon-Taylor -director del Departamento de Cirugía de la Escuela de Medicina del Hospital St. George (Gran Bretaña)- afirma tras estudiar la enfermedad de Crohn durante 20 años que la Paratuberculosis -una subespecie delMycobacterium Avium- está indudablemente asociada a esa patología. Y que ese microorganismo se transmite fundamentalmente a través de la leche porque la pasteurización no la destruye. En un estudio realizado entre 1990 y 1994 sobre envases para leche se encontró con que el 7% estaba contaminado con la Paratuberculosis.
Enfermedades coronarias. Numerosos investigadores relacionan algunos componentes de la leche -el colesterol, las grasas, su alto contenido en calcio, la presencia de xantina oxidasa, etc.- con este tipo de dolencias. En el caso de la enzima bovina xantina oxidasa se sabe que sólo causa problemas cuando la leche es homogeneizada y que su daño se centra en los vasos sanguíneos. La posible explicación está en que esta enzima atravesaría intacta las paredes intestinales, se trasladaría a través de la sangre y destruiría el masmógeno, uno de los componentes de las membranas de las células que forman el tejido cardiaco. Uno de esos investigadores es el doctor Kurt Oster, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Park City en Bridgeport (Estados Unidos). Durante un periodo de casi cuatro años Oster estudió a 75 pacientes que sufrían angina de pecho y arteriosclerosis. Pues bien, se eliminó la leche de sus dietas y se les dio ácido fólico y vitamina C -ambas combaten la xantina oxidasa- y en todos los casos el dolor disminuyó. Es más, a ese respecto el doctor Kurt Esselbacher -miembro de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard- afirma sin tapujos: «La leche homogenizada, debido al contenido de xantina oxidasa, es una de las mayores causas de enfermedades coronarias en Estados Unidos».
Hay también estudios realizados en Rusia según los cuales quienes beben tres o más vasos de leche al día tienen 1,7 más probabilidades de padecer enfermedades isquémicas cardíacas que quienes no la consumen. Igualmente se sabe que el consumo habitual de productos lácteos aumenta el colesterol malo (LDL) sin afectar al bueno (HDL) por lo que ya en sí mismos constituyen un factor de riesgo. Y debemos añadir que el consumo de proteínas lácteas parece tener relación directa con la mortalidad coronaria ya que se ha comprobado que los anticuerpos creados contra la caseína activan el sistema plaquetario estimulando la trombogénesis. Además se las relaciona con la inflamación de las paredes de las arterias favoreciendo así el proceso arteriosclerótico.
En cuanto al calcio de la leche cabe decir que parece existir relación entre el endurecimiento de las arterias y el excesivo contenido de este mineral en sangre.
Añadiremos que la leche desnatada se ha asociado con enfermedades coronarias no isquémicas en hombres mayores de 45 años y en mujeres mayores de 75. Se cree que las proteínas de la leche contribuyen a la formación de la homocisteina. Para muchos la conjunción de este tipo de leche, la lactosa, el calcio y la homocisteína podría ser responsable de la calcificación de las arterias.
Esclerosis múltiple. Científicos de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) están llevando a cabo en la actualidad extensos estudios acerca de los factores asociados con la esclerosis múltiple y si bien hasta ahora sólo han obtenido conclusiones parciales han podido establecer relación entre la esclerosis múltiple y un excesivo consumo de leche.
Estreñimiento. La leche es causa conocida de estreñimiento en niños y ancianos. Su eliminación de la dieta y un mayor consumo de vegetales y fibra suele resolver ese problema. Asimismo, tanto el estreñimiento crónico como las lesiones perianales se han asociado con una clara intolerancia a la leche de vaca.
Fatiga crónica. Según un estudio realizado con niños en Rochester (Nueva York) en 1991 beber leche aumenta 44,3 veces el riesgo de padecer esta enfermedad.
Fístulas y fisuras anales. Podría deberse al parecer a la alergia a una proteína de la leche de cabra.
Incontinencia urinaria. Muchos niños que mojan las sábanas ya crecidos dejan de hacerlo en cuanto eliminan de su dieta la leche, los productos que la contienen y los derivados lácteos.
Intolerancia a la lactosa. Para poder ser utilizada por nuestro organismo este azúcar de la leche debe ser previamente hidrolizado y eso se consigue gracias a una enzima llamada lactasa que va desapareciendo lentamente cuando comienzan a salirnos los dientes. Parece que en la raza blanca la lactasa permanece durante más tiempo que en la raza negra. Algo que podría deberse a la relación existente entre la melanina y la lactasa. Las personas que viven en lugares fríos tendrían por eso la piel más blanca a fin de aprovechar al máximo las radiaciones solares y sintetizar vitamina D para fijar el calcio.
Se ha observado también que en la mayoría de las personas que no producen lactasa o lo hacen a niveles muy bajos la lactosa no hidrolizada pasa al intestino donde es atacada por las bacterias y las consecuencias son fermentaciones, meteorismo, cólicos, diarreas, etc. Todo lo cual provoca la irritación de las paredes del intestino e incluso microheridas con pérdida de sangre. Y si esas pequeñas hemorragias se producen de forma continuada acaban provocando deficiencias de hierro.
Además la lactosa puede provocar otros trastornos no menos graves ya que es responsable de la asimilación de metales pesados como el cadmio, el mercurio y el hierro así como de otras sustancias tóxicas.
Linfomas. Un estudio realizado en la Universidad de Bergen (Noruega) durante año y medio con casi 16.000 pacientes observó que las personas que consumen dos vasos de leche al día presentan un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que los que beben menos. El mecanismo por el cual eso se produce todavía no está claro a pesar de que se sabe que la leche de vaca puede transmitir el virus de la leucemia bovina. Este mismo estudio encontró una asociación, aunque débil, entre el consumo de leche y el cáncer de riñones y de los órganos reproductivos femeninos.
Otro mecanismo por el cual se pueden contraer linfomas es a través de leche contaminada con dioxinas. En un artículo publicado en el periódico norteamericano The Washington Post se afirmaba que las personas que consumen grandes cantidades de grasa -como carne y productos lácteos son 10 veces más propensas a contraer cáncer, especialmente de pulmón.
Migraña. Se ha comprobado experimentalmente que cuando se suprime la leche de la dieta de pacientes afectos de migraña se reducen significativamente sus síntomas.
Oídos, garganta y sinusitis. En 1994 la revista Natural Health publicaba una serie de hallazgos que relacionan a la leche con el aumento de las infecciones de los oídos y la garganta. Los estudios demostraron que las amígdalas y las adenoides reducían su tamaño cuando se limitaba el consumo de leche.
Reacciones alérgicas. La alergia a las proteínas de la leche de vaca se ha definido como «cualquier reacción adversa mediada por los mecanismos inmunológicos a una o más de las proteínas de la leche (caseína, alfa lacto-albúmina, betalactoglobulina)». Actualmente muchos estudios médicos reconocen la relación entre la leche y las reacciones alérgicas estableciéndose su prevalencia entre un 2 y un 5% de la población mundial. La reacción alérgica puede ser inmediata -es decir, en menos de 45 minutos- o tardía -presentándose horas o días más tarde.
Sangrado gastrointestinal. El sangrado gastrointestinal secundario a la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca en niños ha sido adecuadamente documentado. Tan serio es el sangrado que se le coloca como una de las causas más comunes de anemia en niños.
Síndrome de mala absorción. Investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia) han comprobado la relación entre las proteínas de la leche y el daño a la mucosa intestinal. Este daño es el responsable del síndrome de mala absorción que se caracteriza por diarreas crónicas, vómitos y retardo del crecimiento.
Trastornos del sueño. Estudios realizados en la Universidad Free de Bruselas entre los años 1986 y 1988 confirmaron la relación entre el consumo de leche y los trastornos del sueño en los niños. Éste y otros estudios han hallado relación entre la alergia a la leche y los problemas para dormir. Todos los síntomas mejoraban cuando se excluía la leche de la dieta y empeoraban cuando era reintroducida. El tiempo promedio para notar la mejoría era de cinco semanas. La agitación que manifestaban esos niños también mejoró.
Úlceras pépticas. En el pasado se aconsejaba tomar leche a las personas que padecían problemas estomacales, en especial en caso de úlceras. En la actualidad esa práctica se desaconseja por considerarse peligrosa y porque se sabe que la leche y sus derivados agravan todos los síntomas. El alivio temporal que sentían esos pacientes se podía deber simplemente al hecho de que normalmente la leche se tomaba fría y era la temperatura del líquido lo que hacía mejorar la situación transitoriamente.
Otras reacciones provocadas por la leche. Además de las expuestas existen otras situaciones y dolencias que se relacionan con la ingesta de leche. Por ejemplo la acidosis láctica severa asociada a la alergia a la leche de vaca, el aumento del riesgo de preeclampsia en mujeres sensibles, la dificultad de aprendizaje en niños o algunos casos de infertilidad femenina. Por último es importante señalar que las madres que toman leche de vaca durante el período de la lactancia exponen a sus hijos a los riesgos asociados a este alimento.
José Ramón Llorente, autor de este texto, es presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular
Señalar que es importante interpretar con calma los resultados estadísticos epidemiológicos . Es normal que alguien con dieta vegetariana tenga diferencias en algunas variables ; pero cabe pensar que al margen de los efectos demostrados de las grasas de la leche , como por ejemplo sobre el colesterol , hay una incidencia de la dieta en su conjunto y no sólo la leche . Con los estudios de laboratorio resulta menos dificultoso establecer causalidad , pero hay que tener presente que en este caso es la extrapolación lo que requiere mayor esfuerzo ; decir que en determinados pacientes o respecto a ciertos mecanismos fisiológicos la leche puede ser perjudicial no implica la descalificación de este alimento para la generalidad . Todo ello no desdice el cuestionamiento de los procesos de producción de la leche , pero tampoco significa que la leche -con o sin lactosa , o fermentada – , con las debidas garantías , en su cantidad adecuada , no pueda ser alimento en enfermos de sensibilización central que no han mostrado síntomas asociados .
De hecho los afectados de SSC mejoran cuando se elimina este nutriente. No hay estudios de las causas como tampoco los hay sobre las causas de las SSC, Pero si es cierto que incidiendo como alérgicos a la lactosa y como celiacos mejoran su calidad de vida. Esto es lo que estoy observando sin ninguna casa comercial que me patrocine ni interés de lucro. Es lo que es.
gracias por la respuesta . william rea y martin pall referido al sqm – es mi dolencia- coinciden en señalar como causantes de la enfermedad sustancias como los hidrocarburos y los pesticidas , con explicaciones bioquimicas bastante precisas . No se si las evidencias sitúan actualmente la leche en esa categoría de factor causal . En mi opinión , desde el punto de vista teórico , no . Pero si las observaciones de quienes están en contacto con un buen numero de casos así lo atestiguan ; la supresión de la leche en la dieta produce mejorías , no se en que proporción y rango de aplicación , en las enfermedades de sensibilización central . Saludos .
Supongo que en países con alta demografía en donde la desnutrición es una de las mayores causas de muerte (como por ejemplo los países de TOODOOO el continente africano), puedan ir quienes se consideran «naturistas» a alimentarlos con productos «orgánicos».
No se si se enteraron pero la población mundial crece cada día mas y mas y a esa gente hay que alimentarla.
Si es cierto que hay que alimentar a la gente, pero tambien. Sin trangénicos ni elementos contaminantes que solo benefician a determinadas multinacionales y ejercen controles de natalidad, como es el maiz trangénico. Referente a los lácteos, hay que saber que no todas las razar son iguales, por ejemplo la raza negra, carece de un enzima que fermenta la leche de vaca y la convierte en nutriente. La raza caucásica la pierde de adulto y por mas leche que tome se convierte en ácida, por este motivo es la raza que presenta mayor osteoporosis pese al gran consumo de lácteos. Sin entrar a los medios de producción y la contaminación hormonal, antibioticos etc. etc. que aportan los productos lácteos actuales