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“! Da igual,… hay mucha pasta en el TDAH, la farmacéutica nos dará mucha pasta ¡», exclamó el jefe de servicio Psiquiatría del hospital, cuando sus colegas le comentaron que la EM/SFC tenía identidad propia, no psicopatológica, y no procedía su vinculación con…

Este es un hecho repetitivo, que podría ser extraído de un guión cinematográfico, es real y realizado por más de un supuesto profesional, que ostenta un aparente reconocimiento social y que debería, por su compromiso de honor, velar por el interés del enfermo que deposita ciegamente su confianza en él.

Si tomáramos el ejemplo de que a un profesional sanitario al que se le argumentara que enfermar de una gripe es por un maltrato infantil, fobias, un déficit de neurotransmisores, etc. no solo se partiría el pecho de risa, si no que despreciaría al interlocutor, por su simplicidad y fuera de  contextualización de los argumentos.

Los agentes patógenos existen y nos afectan, no es necesario rizar el rizo.

Este ejemplo tan simple es lo que ocurre con las enfermedades de sensibilización central, la gente enferma por diferentes motivos Biológicos, Bioquímicos y/o físico-medioambientales, manifestando mayoritariamente síntomas comunes, que se asocian a procesos inmunodefensivos de origen desconocido que ya se empiezan a cuantificar y justificar. 

Es necesario para mostrar la seriedad que el tema requiere, ante el abuso que se está mostrando de las  supuestas afectaciones psicopatológicas, reconocer los consensos internacionales y elevarlos a nivel de  protocolos específicos.

En este post presento la un trabajo comparativo entre la TDAH y la EM/SFC, «El error de comparar el déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con el síndrome de fatiga crónica EM/SFC.» con la finalidad de que el lector obtenga la suficiente información para obtener sus propias conclusiones.